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La autovía a la Costa cumple 4 años adjudicada sin que se inicie la obra
La Generalitat no rescata la contrata pese a la incapacidad de la UTE para comenzar la carretera

La Generalitat lleva cuatro años justificando con distintos argumentos el bloqueo a la construcción de la autovía que debería acabar con las pésimas comunicaciones por carretera entre Orihuela y su Costa y Torrevieja. Es una obra adjudicada formalmente desde octubre de 2007 al proyecto presentado, en competencia con otros siete, por una Unión Temporal de Empresas formada por Cyes, Lubasa, Grupo Rover Alcisa y Torrescámara. Pese al tiempo transcurrido y la evidente incapacidad de esa UTE para llevar a cabo el proyecto -por falta de financiación según la propia Generalitat- la administración autonómica no ha querido rescatar la concesión para reiniciar el procedimiento o descartar la obra. Los trámites para sacar adelante el trazado se remontan a finales de los noventa y éste cosechó el rechazo frontal de los vecinos de San Miguel Salinas porque parte en dos el término municipal y de los propietarios de suelo en el campo de Bigastro. Los colectivos de propietarios afectados cursaron recursos contenciosos administrativos para defender sus derechos.

Tráfico
Tras dejar de lado esa oposición y en pleno boom de la construcción y de expansión económica la Generalitat planteó un modo de financiación de peaje en sombra para que la autovía fuera gratuita para los conductores. La Administración pagaría un canon por el uso de la misma a la concesionaria en función de los estudios de aforo sobre el empleo de la infraestructura. Durante estos años la Conselleria de Infraestructuras ha barajado variantes sobre el futuro del vial ante el evidente retraso de su ejecución y la pregunta obligada de los periodistas ante el evidente retraso; pasando de la posibilidad del "rescate" de la concesión a la mejora del pliego de condiciones sobre la marcha "para hacer más atractiva" la inversión o la vuelta de nuevo al "rescate". Mientras tanto miles de conductores sufren a diario los cambios de rasante, curvas y tráfico denso del único enlace directo entre dos ciudades de más de 80.000 vecinos, la CV-95.